5. Los clérigos


La institución eclesiástica estaba presente en toda Europa occidental.
El papa de Roma era la cabeza de la Iglesia y gobernaba su Estado propio: los Estados Pontificios. Poseía sus propios ejércitos aunque su poder militar era escaso. Pero sí tenía gran influencia al poder excomulgar a un rey que no se comportara adecuadamente. Esto suponía para el rey la anulación del juramento de fidelidad de sus súbditos.
Por debajo del papa la iglesia se dividía en:
  • Clero secular, formado por obispos, arzobispos y sacerdotes.
  • Clero regular, formado por las órdenes religiosas, encabezadas por un abad principal. Le seguían los superiores, los frailes, monjes y monjas.
Las parroquias y los monasterios eran unos señoríos más, ya que poseían tierras propias
y tenían siervos que las trabajaban.
La órden religiosa más importantes eran los benecdictinos, fundada por Benito de Nursia en Italia
en el siglo VI.
Posía una regla que explicaba su estructura, organización y las obligaciones de todos
sus miembros.
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